AhuautleAhuautle: El “Caviar Mexicano” que lucha por sobrevivir

Imagina un alimento que ha navegado siglos de historia, desde los banquetes de Moctezuma hasta las calles polvorientas de Xochimilco. Un manjar que, pese a su nombre náhuatl y su sabor a tradición, hoy se aferra a la supervivencia entre la indiferencia y la sequía. No es una metáfora: hablamos del ahuautle, los huevos de una chinche de agua que los antiguos mexicas llamaron axayácatl… y que hoy podría desaparecer junto con los últimos guardianes de su legado.

¿Mosco o chinche? El error que casi borra su historia

Se piensa que el ahuautle es de huevos de mosca, pero se trata del huevo del axayácatl“. Esta confusión —repetida incluso en platillos gourmet— casi sepulta su verdadero origen. El axayácatl no es un mosquito, sino una chinche acuática que deposita sus huevos en ramas sumergidas en lagos como el de Texcoco. Su nombre lo dice todo: ahuautle viene del náhuatl atl (agua) y huauhtli (amaranto o “semilla de la alegría”). Es decir, “amaranto de agua“, un tributo a su valor sagrado.

Dato que enamora: Los emperadores aztecas los comían frescos, recién recolectados al amanecer. ¿Desayuno prehispánico? Más bien, un ritual de poder.

Proteína ancestral vs. olvido moderno

Sin embargo, las personas que durante años los consumen de manera habitual relatan: “Los lagos donde se da esta chinche se están secando y con ellos desaparece una gran tradición“. Sus testimonios no son nostalgia: son un grito de alerta.

  • Nutrición que impresiona: 60-70% de proteína por cada 100 g, cero grasas y un puñado de vitamina B12. ¿Superfood? Los números dicen que sí, pero el mercado dice poco.
  • Recolección en extinción: Las ramas de pino que se sumergen en el lago por 15 días para atraer los huevos ya no encuentran agua limpia donde flotar. Y quienes las recolectan actualmente, son los últimos de su linaje.

¿Por qué no lo comemos? La paradoja del “caviar pobre”

El ahuautle es irónico: se le llama caviar mexicano, pero su precio es humilde y su consumo, casi un secreto. Las abuelas lo mezclan con huevo en tortillas; los chefs audaces lo prueban en tamales. Sin embargo, hoy solo el 2% de los mexicanos lo reconocen… y la mayoría supera los 60 años.

Aquí el drama: No es falta de sabor, sino de memoria. Como dicen los productores: “Si no hacemos algo, terminará por desaparecer“. Y no habla solo del insecto, sino de una cadena que incluye lagos, recetas y relatos.

Receta de resistencia: Cómo se recolecta (y revive) el ahuautle

  1. Temporada de lluvias: Antes de que caigan las primeras gotas, se colocan ramas de pino en el lago.
  2. Espera estratégica: Entre 10-15 días, el axayácatl deposita sus huevos como diminutas perlas ámbar.
  3. Arte manual: Las ramas se sacan, los huevecillos se desprenden con mantas y se secan al sol hasta quedar crujientes.
  4. Sobrevivir al presente: El producto final cabe en una bolsa de plástico, pero su preparación es un acto de resistencia ecológica.

¿Salvarlo? Sí, pero con el paladar (y la curiosidad)

El ahuautle no necesita homenajes en museos, sino comensales que se atrevan a probarlo. No es solo proteína: es la semilla de un lago que fue, de un México que aún puede rescatar sus raíces.

Para cerrar: La próxima vez que hables de alimentos sustentables, recuerda que hay un “caviar” mexicano que sobrevivió a la Conquista, pero que podría morir en la era de los influencers. Y tú, ¿ya lo probaste?

Ingeniero civil de profesión, pero amante de la naturaleza y la buena comida. Desde niño me ha emocionado observar las plantas, animales y hongos. Me encanta aprender nuevas cosas sobre el mundo que nos rodea, por lo que he decidido compartir mis observaciones y conocimientos a través de este medio.

Publicar comentario